La devastadora sensación de incertidumbre genera una especie de adrenalina que se traduce en miles de hormigas dándote vueltas por el cuerpo que hacen que no pares de moverte.
-¡¿Qué tenés hormigas en el culo?!- Suelo decirle a mi hija que no para un segundo y tengo que hacer un esfuerzo enorme de concentración para acertar la cuchara de puré en su boca. Al final, con agujetas en el brazo y todo. Es el único deporte que hago.
Las hormigas no paran ni para dormir. Entre las 2.30 y 3.45 de la madrugada me despierto con alguna idea brillante que luego me lleva un par de horas moldearla. No entiendo por qué no pueden surgir por la mañana, cuando descansada y con tiempo podría disfrutarlas mejor. Resulta que alguna vez leí en un post de mis “amigos” de facebook que despertarse en mitad del crepúsculo incrementa nuestros niveles de creatividad. Suelo consolarme con esa afirmación, sin haberla contrastado con ningún profesional, y así no lamentarme de que durante ese tiempo estoy deseando fervientemente dormirme dando vueltas en la cama buscando la postura correcta inútilmente. No es cuestión posturas, puedo seguir pensando independientemente de la postura que tome.
Otras noches es mucho peor, me despierto repasando la agenda del día siguiente. Todo lo que tengo que hacer y no me puedo olvidar, lo que tengo que comentarle a tal, preguntar en la reunión de la mañana, los emails que tengo que contestar, el artista que tengo que contactar, el dossier que tengo que preparar o la estrategia que me conviene utilizar. Y entonces es cuando me digo: -tenés que apuntar todas las tareas en el cuaderno, así no te despiertas a recordarlas por la noche. Pero, luego no apunto nada. Y aunque alguna vez lo he intentado me sigo despertando de todas formas sumando actividades que no estaban apuntadas.
Por las mañanas me ducho y no me siento como si hubiera dormido 5 / 6 horas, durante el día algún bostezo después de comer, pero nada mas. Pero lo peor es que después de cenar, puedo quedarme horas leyendo, escribiendo, mirando alguna película o realizando cualquier actividad “productiva” durmiéndome finalmente a la 1 de la mañana como mínimo. ¡Por favor, productivo sería descansar!
Y según pasan los años, la tontería se afianza mas, se hace rutina y se le suman otros despertares que son ajenos a estas cuestiones. Ruidos, llaves, vecinos, despertadores de “otras personas de la casa”, etc. A veces me acuerdo de aquella película en la que el protagonista no dormía. Vivía con un accidente en su conciencia que no le dejaba dormir, y me pregunto si es posible que el ser humano pueda vivir tanto tiempo sin dormir. Podría habérselo preguntado a Google, que lo sabe todo, pero hay cosas que prefieres quedarte con la duda, algún día alguien te dará la respuesta.
Eran bonitos aquellos tiempos en que aprendías conversando con otros.
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